martes, 22 de enero de 2008

QUERERSE

(Pasó en alguna oficina, en algún edificio público)

Dice la que me quiere que cuando yo la quiera vamos a ser felices.
Dice la que quiero que me quiera que el que ella quiere no puede quererla bien porque él ya tiene quién lo quiera. Entonces le propongo que me quiera a mí pero ella no quiere.
La que yo quiero que me quiera pasa en constante conflicto con la otra que quiere al que ella también quiere, que es la que lo quiere a él de siempre y no quiere que nadie más lo quiera.
La que me quiere sabe que existe la que yo quiero y quiere que no la quiera y la quiera sólo a ella. El que quiere la que yo quiero que me quiera se toma unas birras conmigo mientras conversamos animadamente de la que yo quiero y la que lo quiere a él, que no es la que lo quiere de siempre sino la que lo quiere de ahora, sin sospechar, que hablamos de la misma persona.
Y así la pasamos varios días en ese cuento, tratando de escapar. Queriendo a los que quieren a otros y queriendo querer a los prohibidos...hasta que empiezo a querer a la que me quiere, dejo de querer a la que quería y la que quería se conforma con transformarse en “querida”.
Mientras tanto yo invito a la otra birra..

martes, 8 de enero de 2008

POR MI GENTE

Muero por mi gente, que está conmigo hombro a hombro sin mediar palabra ni reloj.
Muero por mi gente, que entiende mi historia en una mirada sin buscar etiquetas ni poses en mi caminar.
Muero por mi gente, que no tiene dedos para señalarme ni boca para juzgarme, mientras una pelota de impostores buscan como encasillarme.
Muero por mi gente, “cabrones sangre y abrazo”, que se sientan conmigo y saben quién soy, que haga lo que haga yo, existo en su corazón, que provocan que se mueva el mío, indomable y calculador.
Muero por mi gente que no disfraza lo que les inspiro y me escupen en la cara cuando les doy una justificación.
Muero por mi gente, que no se deja engañar por una sonrisa de cristal, que distingue entre lo que saludan de abrazo y los que dan la mano mientras escondida la otra, sostiene el puñal.
Muero por mi gente, que se niega profundamente a encasillarse como piecita del “engranaje social”.
Los que entienden que excitación no es perversión. Los que saben muy bien que la birra, en un encuentro de dos, es camino corto para ahorrar conversación y si agregan vino y candelas una vía segura para terminar en un colchón
Los que entienden que ser pobre no es destino de Dios, si no pretexto inventado por algunos para tenernos en sumisión.
Los que besan con los ojos cerrados, los que no se arrugan por nada, los que guardan y escriben cartas de amor, los que no mienten, los que no se venden, los que no defienden su brete con la lengua o el culo sino con dedicación. Los que preguntan cuando no saben y cuando saben no preguntan.
Muero por mi gente, sangre y pasión, amigos de la risa, la lectura, el futbol... y si te parece, también muero por vos.

ZunGa

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