Ojos claros, mirándome directo a la cara sin siquiera sospecharlo. Camisa roja tallada al cuerpo con un nudo que deja deleitarme alrededor de su ombligo. Su cintura, circulito de pecado, cubierto de piel canela color tentación. Y esa prenda negra (tanga le dicen los de a pie, triangulo de perdición le digo yo) que disfraza dos hermosas y sonrientes nalgas que perdidas en mis ojos se deslizan hasta transformase en deliciosas piernas. Y a esta hora converso con ella y a esta hora hablamos de imaginación. Hablamos de hacer la tarea, yo le digo que es más que eso... es sucumbir a la tentación. Una sonrisa cómplice a la distancia nos dirá que ambos tenemos razón y en esto de fantasear la diversión es cosa de dos.
Zunga
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