Irónicamente el post anterior trataba acerca de cosas que me gustan en la vida, en este me toca hablar de una de las cosas que más odio: el vandalismo, ¡ah! y de otra, la salvajada, ¡ah! y de otra, la estúpidez y si me pongo a pensar lo que pasó ayer en la Latina, me da para juntar como 50 varas más que detesto.
Que putas le pasa a la gente de ahora, a los jóvenes de ahora, que le pasa a estos mocosos de mierda (acomodados o marginales, que para efectos de lo que pasó ayer son de los mismos).
Estamos claros que toda la logística del concierto, a priori, tira a catastrófica y no lamentamos pérdidas humanas por un simple milagro, de esos que todavía se ven por estos lados. Pedir de entrada al evento, 3 paquetes de un chocolate, como simple entrada, sin poner un límite de asistencia... o sea ¡en que cabeza! En la misma cabeza que además, decidió hacer el evento en un parqueo no apto para este tipo de eventos, la misma cabeza que desde un principio le peló la corneta la seguridad total de los asistentes. Y que no venga con habladas estúpidas o argumentos que sólo ayuden a poner en evidencia toda esa ineptitud demostrada en este caso.
Eso por un lado, pero por el otro...
Hace muchos años (o no tantos), yo recuerdo que a uno la disciplina se la imponían de dos simples formas, desde el padre y la madre, hasta la maestra de escuela o los profesores de colegio: por las buenas o por las malas (sin caer en los abusos, aclaremos).
Por las buenas te hablaban de una vez claro y conciso, te marcaban los límites, si agotado este camino no había un cambio positivo, venían "las malas", una faja, un manaso, un "estate quieto", un castigo y otra serie de cosas más que buscaban arreglar las cosas y yo, viejo conocedor del sistema en sus dos versiones y el resto de mi generación, hoy gente de bien, acá estamos para dar fe de que nadie se destrozó el futuro por estos "métodos" educativos y correctivos.
Un día a toda una generación de nuevos padres se les ocurrió que todo eso era traumante para la criatura, que todo eso mal formaba a nuestros futuros ciudadanos, apareció el boom de la psicología infantil y ya nada es igual. Cuidado aquél que se atreva a levantarle la voz a un niño, cuidado aquél profesor que regañe a algún alumno irrespetuoso delante de sus compañeritos, porque tiene a la madre y padre del niño (que para eso si hacen buena dupla, no importa si llevan divorciados toda la vida) a primera hora en el colegio con una amenaza de demanda y al PANI atrás haciéndole segunda.
Otro día también se decidió tener hijos pero con la madre por un lado y el padre por el otro, por aquello de que la mayoría no fueron planeados, cada uno en lo suyo y ahí en los entretiempos dedicándole un poco de tiempo a esa carajada que se llama hijo.
Agreguemos que otro día decidimos darles todo lo que quieren, que decirles no, o no poder darles algo es el camino al trauma más grande de la vida para estas criaturitas que serán rechazados por todos y esa crisis existencial es criminal. "Papito, entienda que no puedo comprarle el IPOD", jamás nunca se atrevan a decir eso.
Yo podría agregarle otras teorías más vagas mías, como que estamos en una época (aquí y en todo lado) súper consumista, donde ya no es tan importante EL SER, como EL ESTAR, estar a la moda, estar con lo último, estar en los círculos de aceptación, etc (igual estos círculos siempre han existido). Y bueno cuanta frustración interna puede generar en cientos o mejor dicho miles de jóvenes que en su mundo de inmadurez, se sienten excluídos de eso, sin saber que al final no se están perdiendo de nada, pero mientras tanto esto es lo que les importa. Entonces según yo, cualquier chispita es detonante para descargar esa frustración.
Pero nada, nada justifica lo que pasó ayer en la Latina, porque más allá de los factores que cité, los que citarán otros, lo que determinarán estudios de conducta juvenil, psicólogos, antropólogos y todos quiénes opinen de esto, el ser humano tiene una cualidad, simple y aprendida desde que nacemos, la capacidad de DISCERNIR. Todos los involucrados en este hecho, estoy seguro sabían la diferencia entre lo correcto y lo que hicieron.
Que no te dejen entrar a un concierto, bueno si, quién no se va a emputar, pero tanto enojo les dió a algunos que tuvieron que apedrear la fachada de la universidad y como el enojo era tan tan grande, hasta robarse una computadora y otras cosas más y destrozar autos y locales que estuvieran a su paso, ¡jamás!. Saben que mocosos váyanse para la mierda con esas excusas y esas actitudes.
Aquí no cabe el pobrecito y/o tratar de entenderlos, no que va. Mano dura a todos. Que si les aceptamos esto, ¿que sigue?
Hace años los dejamos formar barras bravas de fútbol, hace años los dejamos ir al colegio como y a hacer lo que se les diera la gana, hace años nos preocupamos más por hacerlos gritar por sus derechos sin decirles al mismo tiempo cuáles eran sus deberes y miren como estamos.
Esto no es de carajillos ricos y carajillos pobres, que los mismos zafarranchos se topa uno en Lindora que en la Latina, los mismos despiches en el trejos montealgre que en el pueblo. Diferentes pero iguales y júntenlos en eventos donde encuentran afinidad, tenemos dinamita y sólo ocupan una chispa para que exploten. En este caso una chispa envuelta en tres paquetes de chocolate.
Zunga
NOTA DE REFERENCIA: http://www.aldia.cr/ad_ee/2008/julio/28/nacionales1639083.html
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