miércoles, 17 de septiembre de 2008

1985



¿En que pensabas? ¿Que pasaba por tu mente mientras mirabas hacia el lente de esa cámara?
Yo a vos te conozco, ahora que te vuelvo a ver en ese tono magenta y añejo. Te veo y me dan unas ganas de abrazarte y reconfortarte. Yo a vos te recuerdo, inquieto, melancólico, chistoso, curioso, calmado. A esa edad recuerdo que todavía no te gustaba mucho el fútbol, eras un experto con las bolinchas, no te llamaba la atención los carritos y creías que "El Castillo" de Kafka, era un libro fácil de leer. También recuerdo que eran días de paz, a los demonios no les daba por salir a pasear o estaban dormidos.
Y mirá en esa foto, que te ibas a imaginar que ese par de cosas te seguirían acompañando en los años adultos. Lápiz y cuaderno, convertidos en herramientas de brete.
Me ha tocado llevarte luego por más de 20 años por muchos caminos, algunos los habrás disfrutado, otros viéndote ahí sentado, creo que ni siquiera merecías pasarlos. Ver tu foto hoy me ha aclarado muchas cosas sin proponerlo. Ese niño que está ahí merece un mejor adulto, me he esforzado por complacerte, por hacer que te sintás orgulloso, con el tiempo no sé en que momento fui dejando de lado muchas cosas que vos por aquellos días me inculcabas, nunca es tarde para retomar.
Si pudiera estar con vos en esa foto, te diría tranquilo porque nunca te dejé sólo, cuando hubo que poner huevos los puse, que hubo momentos que no fueron tan fáciles y ahí fuimos sobreviviendo. Hoy las cosas están más ordenadas, hoy cuido a alguien, que por cierto es igual a vos y tiene tu misma edad, se llevarían tan bien, estoy seguro.
Te hablo en paz, me pregunto si te he fallado y no viene al caso, la lucha es constante. Darte lo mejor, dar lo mejor. Amar a la familia siempre, apoyar a tu gente, es la otra.
Tuve que ver esta foto, escribir esto, escuchar a Fito casualmente de fondo, para finalmente enterarme de una verdad absoluta, TE QUIERO MUCHO, prometo cuidarte.

Zunga / Zunga

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1 comentario:

Heriberto dijo...

Muy sentido este post. Me imaginé a mí mismo haciendo el mismo ejercicio, pero no lo aguanté por mucho tiempo. ¿En dónde se quedó la inocencia, la ingenuidad?

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